Que la situación del transporte terrestre es crítica no le puede sorprender a nadie, tan crítica que El Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC) ha anunciado una huelga del sector entre el 20 y el 22 de diciembre, justo antes de la Navidad, en protesta por «el estado de abandono» por parte del Gobierno de España.
Es necesario decir que este paro lo convoca la CNTC, la patronal de las empresas de transporte y no las asociaciones de transportistas autónomos o sindicatos. Este punto es importante explicarlo, el término más acertado sería “huelga patronal”, de la cual como hemos dicho, sindicatos como CCOO se han descolgado. Esta situación ha tenido rápida respuesta por parte de la CNTC en las redes sociales, donde han interpelado a los sindicatos su posición tibia y distante con el sector del transporte.
Esta situación no es nueva en el sector del transporte en España, una actividad con un nivel de atomización muy importante, de las 137000 empresas censadas como Operadores de Transporte, menos de 400 tienen más de 30 vehículos, sean furgonetas o camiones. Esta alta atomización del sector es histórico, lo mismo que la falta de cohesión para defender los derechos de un sector cada vez en peores condiciones y ante una situación insostenible.
En el fondo, todos los profesionales del transporte apoyan el paquete reivindicativo actual: el alto precio del gasóleo y la aplicación obligatoria de la cláusula de revisión del coste del mimo, la prohibición de las labores de carga y descarga por parte del conductor, la futura viñeta de peaje por circular en autovías y carreteras nacionales, así como la mejora de las áreas de descanso y los servicios que se ofrecen en las mismas.
De todas ellas, el alto precio del combustible es el que mayor preocupación genera en el sector, es el principal coste de los vehículos y un coste que es el que determina el beneficio o perdida de la actividad. Los transportistas se encuentran en la encrucijada de no poder repercutir a sus cargadores estas variaciones, por ese motivo desde el CNTC quieren que se aplique la obligatoriedad de la cláusula de revisión del precio del gasóleo.
Pero los males del transporte no solo se sitúan en las reivindicaciones más “operacionales”, otro de los problemas importantes que señala la patronal del transporte es la situación que se vive con las “empresas buzón”. Estas empresas trasladan sus sedes a otros países con una fiscalidad mucho menor, no obstante siguen operando en su país de origen. En la práctica, estaríamos hablando de empresas españolas por ejemplo, que han trasladado su sede a países normalmente de Europa del este, para lograr una menor fiscalidad, sin embargo, que en el fondo, siguen operando en España. Además, a este entramado en muchas ocasiones se le unen otro tipo de ingenierías financieras por medio de cooperativas de trabajo asociado, que redundan en la competencia desleal según la patronal.