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Los expertos lo tienen claro: la logística internacional seguirá en colapso hasta 2022. Sin embargo, otros son aún más pesimistas y retrasan la fecha hasta 2023. A continuación, se dan a conocer varios aspectos importantes y se explica cómo evitar el desabastecimiento.

1. Un panorama complicado en la logística internacional

Multitud de puertos alrededor de todo el planeta están completamente atascados. Donde antes había silencio, ahora hay una enorme fila de barcos esperando a atracar. Solo en Estados Unidos se estima que el tráfico marítimo de mercancías ha aumentado un 25 %. Esta situación se ha extendido a Europa y Asia. El FMI, en consecuencia, ha reducido las previsiones de crecimiento un 1 %.

2. El coronavirus, origen del problema

La COVID-19 paralizó el planeta hace un año y medio. Los vuelos comerciales internacionales cayeron un 55 % dejando al sector de la logística totalmente incomunicado. El cierre de las fábricas en China no ayudó a esta situación, pues la escasez de productos continúa actualmente.

Por si fuera poco, la vuelta a la normalidad no ha sido tan fluida como se esperaba. La variante Delta ha hecho que se provoquen nuevos confinamientos, lo que significa el cierre de más fábricas y puertos.

3. Crisis de las materias primas

La falta de productos responde a un movimiento realizado por el sector de la logística. Cuando las ventas cayeron en 2020, se hicieron muchos menos pedidos de materias primas. Ahora, la recuperación económica ha vuelto a poner en marcha la maquinaria. Sin embargo, no hay materias con las que fabricar, y tardarán en llegar.

4. La crisis energética tampoco ayuda

El aumento del coste de la electricidad y la crisis del gas han provocado un encarecimiento de los productos. La BBC, por ejemplo, apunta a que las fábricas están subiendo los precios a un 10 % anual. Esta es, según la cadena británica, el ritmo de incrementos más alto desde 1990, un desastre para la logística internacional.

5. ¿Cómo evitar el desabastecimiento?

Multitud de empresas han comenzado a elaborar planes de contingencia. El sector textil, por ejemplo, está utilizando el stock que quedó sin vender durante el confinamiento. Por su parte, las tiendas de juguetes han adelantado considerablemente sus pedidos. La clave está en adelantarse a la tendencia y conseguir una batería de mercancías lo antes posible.

En definitiva, la crisis en la cadena de suministro es una consecuencia más de esta pandemia. Ahora es momento de prepararse y proteger los almacenes ante el desabastecimiento. Solo los negocios que antes se acostumbren al nuevo panorama conseguirán mantener su ritmo de ventas.

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